Ya ha pasado más de una semana desde la salida a la venta de La Senda del Cobarde. Puede que hayan sido algunos de los siete días más emocionantes y estresantes de mi vida.
La mañana del 7 de enero estaba que me subía por las paredes. El día señalado había llegado y yo aún no había recibido las copias pertinentes de la novela que me tocaban por contrato. Ya llevaba días preguntando a la editorial en qué estado se encontraba el envío y ellos me aseguraban que llegaría a casa la misma semana de salida. La desesperación dio paso a la emoción en cuanto llamaron al timbre y el repartidor dejó cuatro cajas pesadas, con diez libros cada una.
Creo que fue entonces cuando fui consciente de lo que había hecho: había escrito mi primera novela y era real, la tenía entre mis manos. Sentí orgullo, por el trabajo y por mí mismo. La maquetación y el montaje del libro eran excelentes, pero no todo fueron buenas noticias. La portada sigue sin gustarme; no hay que tener muchas luces para darse cuenta de que se usó Inteligencia Artificial para crearla. Personalmente aborrezco el uso de IA en el ámbito artístico, e intenté por todos los medios que el departamento de diseño de la editorial comprendiera que lo que quería era una portada hecha por mentes y manos humanas, no por unos algoritmos en el ordenador. Me moví por mi cuenta, buscando un artista que pudiera diseñarla, pero no tuve suerte y había dos factores importantes al respecto: el departamento de diseño me hacía presión para darles una idea final para la portada lo antes posible y al cabo de pocos días debían operarme del ligamento cruzado, una operación que no es complicada pero sí implica una larga recuperación. Me faltaba tiempo y recursos así que, muy a mi pesar, tuve que ceder y aceptar que esta portada iba a ser la oficial.
Es una lástima, pero así funcionan las cosas en este mundo. Voy a permitirme soñar un poco más y espero que en un futuro, en caso de que se reimprima una nueva edición, tenga la oportunidad de darle a la novela la portada que merece.
Otra gran decepción ha sido la corrección del texto: en un principio el departamento correspondiente revisa todo el manuscrito y corrige aquellos errores, tanto gramaticales como ortográficos. Después es responsabilidad del autor revisarlo de nuevo e indicar los posibles errores que se les hayan pasado. Así lo hice, indiqué todo aquello que debía cambiarse y me quedé tranquilo al saber que, cuando tuviera la novela en mis manos, todo estaría como debe estar. Pero no ha sido así. Supongo que cuando un autor revisa y vuelve a revisar el manuscrito en el ordenador su cerebro trabaja casi en modo automático, pues al final uno acaba aprendiéndose la novela de memoria. Soy humano y cometo errores, y haber releído la novela en físico me ha servido para encontrar todos aquellos que se me escaparon entonces. Por desgracia no son uno ni dos, sino unos cuantos: preposiciones inexistentes, algún signo de puntuación mal colocado o palabras repetidas en una misma frase, entre otros.
Pido disculpas de corazón a todos aquellos que estéis leyendo o hayáis leído esta primera edición de La Senda del Cobarde. Cuando uno gasta dinero en algo espera que ese producto esté en las mejores condiciones posibles y yo no he podido cumplir con las expectativas. Me duele y me decepciona, pero poco puedo hacer al respecto ahora mismo. Volviendo a lo de antes, sigo soñando un poco más: en caso de que se reimprima una nueva edición me aseguraré que el departamento de corrección arregle todos aquellos errores que he encontrado en el texto y, así, podremos ofrecer un producto final en condiciones.
Regresemos un momento a la experiencia de esta primera semana. Ha sido un gozo hacer mis primeros envíos a aquella gente interesada en leer la novela. Ya tenemos cuatro copias en Galicia y aún quedan algunas que deben viajar a Madrid o Murcia. Ojalá que se corra la voz y poco a poco más y más gente muestre interés por ella.
Las dedicaciones ha sido un proceso muy divertido: cada copia tiene su dedicación personalizada y el dibujo de uno de los protagonistas, por lo que todos los libros son únicos a su manera. Eso sí, tengo que meterme en la cabeza que, después de dedicarlo, hay que firmarlo. Estuve a punto de entregar más de un libro sin la firma. Iré aprendiendo poco a poco.
Por otro lado, he tenido que batallar e insistir mucho durante estos días, pues el 7 de enero en principio la novela debía estar a la venta en las principales librerías de España, como La Casa del Libro, Fnac y El Corte Inglés. Sorpresa, no estaba en ninguna de ellas. Según me dijeron por parte de la editorial, era un problema de la distribuidora, y prometieron hacerles presión para que se solucionara el problema lo antes posible. A día de hoy ya se puede comprar en La Casa del Libro bajo comanda y en Fnac en digital. Del Corte Inglés no tengo noticia alguna.
Otro problema que encontré y me sirvió para elevar un grado más mi ansiedad: en las webs de las librerías en las que estaba disponible la novela aparecía con el género de Ficción Contemporánea. ¿Cómo podía ser esto posible? Desde el minuto uno dejé bien claro que La Senda del Cobarde pertenece al género de la Fantasía. ¿Cómo iba nadie a descubrir mi novela en las librerías del país, si no estaba ni siquiera catalogado correctamente? De nuevo, según la editorial, problema de la distribuidora. Por lo que sé aún lo están gestionando.
Y ahora viene lo mejor: por puro capricho del destino me dio por tomar una de las copias para leerla y cuál fue mi sorpresa al llegar a la página 270 y darme cuenta de que la siguiente era la 285. Me quedé a cuadros. ¡Había 15 páginas desaparecidas! No podía creérmelo. Revisé las otras 39 copias y encontré 2 más con el mismo error de impresión. Comuniqué el problema a toda prisa a la editorial y me aseguraron que habían revisado la tirada dirigida a tiendas y no encontraron ningún ejemplar con el error. Quiero creérmelo, pero no podré quitarme la inquietud de encima. Pido por favor que si alguien compra la novela en físico en alguna tienda se asegure primero de que estén todas las páginas y no falte ninguna.
¿Qué más? Ah, sí, esto ya es una anécdota que incluso hace reír de lo ridículo de la situación. En Amazon se puede comprar la novela, tanto en digital como en físico. Cuando uno revisa la edición digital todo está en orden, la imagen que se muestra es la de la portada, pero cuando cambia a la versión física la imagen cambia y se muestra una marca de pegamento. Otro problema de distribución. Llegados a este punto ya no pude evitar reírme para no llorar.
Finalmente quería mencionar que me he estado moviendo para intentar organizar la primera presentación de la novela. Lo he intentado con Gigamesh y Fabra y Coats, pero ambas han rechazado mi petición por falta de espacio y de tiempo. Ha resultado una decepción, pero poco puedo hacer al respecto. Ahora me toca patearme la ciudad e ir preguntando puerta a puerta hasta que encuentre alguien que quiera darme la oportunidad. Cruzo los dedos.
Ha sido una semana intensa y llena de emociones de lo más dispares. Espero que las aguas vayan volviendo a su cauce poco a poco y cada cosa se ponga en su sitio.
Gracias por leerme.
Marc.
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